El primer formato comercial fue el cilindro de cera de Edison, a finales del siglo XIX. Años después alguien resolvió que sería mejor un disco con un surco grabado en espiral; al principio fueron hechos de un material llamado “goma laca” y giraban a 78 revoluciones por minuto. Después de varios experimientos, la compañía RCA Victor los prensó en acetato de vinilo (de ahí los dos populares apelativos); medían 12 pulgadas y se tocaban a 33 1⁄3 RPM, tal como hoy. Su primera grabación fue nada menos que la 5a Sinfonía de Beethoven. Pero la calidad dejaba mucho qué desear.

A finales de los 70s apareció el cassette y esto provocó un declive en ventas y aceptación de los LP's. Años después, el golpe que parecía ser definitivo fue la llegada del CD. Sin embargo, hubo coleccionistas que nunca dejaron de comprarlos y buscarlos. A pesar de que la mayoría de las fábricas de vinilos cerraron a mediados de los 90s, el LP no murió. Se siguió produciendo en pequeñas cantidades, gracias a la demanda de pequeños sectores como el de los DJs (¡dale las gracias al siguiente que veas!).

Fue Columbia Records quien mejoró el disco de RCA, y de paso duplicó su duración; ellos lo bautizaron como “LP” (Long Play) y lo presentaron al público en 1948. Costó varios años desplazar a los de goma laca (pregúntale a tu bisabuelo), hasta que estos se dejaron de fabricar en 1959. Los 60s y 70s fueron la edad de oro del LP, ya que resultó ideal para albergar álbumes de canciones de los artistas de la época. The Beatles jugaron un papel importante para disparar el éxito de nuestro fiel vinilo.

Por factores socioculturales, como la moda y el fenómeno hipster, el LP renació a principios de los 2010s. El entusiasmo de melómanos, coleccionistas y tiendas de discos independientes, provocó un gran aumento en la demanda. Los gigantes del e-commerce lo detectaron y el resto es historia. El 2020, año de pandemia, fue el mejor año en ventas del LP ¡desde 1991! Al parecer, le quedan muchos años de vida a este grandioso objeto, así que abracémoslo, disfrutémoslo, y convirtámonos en vinyl preachers.